Madrid esconde rincones que, a primera vista, pueden pasar desapercibidos, pero que una vez descubiertos se convierten en imprescindibles. Hoy quiero hablarte de uno de esos lugares que, tras cruzar su puerta, te hacen sentir que has llegado al sitio correcto. Me refiero a La Raquetista, un restaurante que equilibra con maestría la tradición y la creatividad sin perder su esencia de casa de comidas contemporánea.
Un restaurante con alma de barrio, pero con aires de autor
A tan solo unos pasos del Retiro, en la calle Doctor Castelo, La Raquetista se presenta con una estética discreta, sin pretensiones. Pero ya sabes lo que dicen: lo bueno se encuentra muchas veces en los lugares más inesperados. Desde la primera visita, lo que más llama la atención es la calidez del trato y ese ambiente cercano que parece invitarte a quedarte más de lo planeado.
Fundado por los hermanos Aparicio —Javier en cocina y Paco al frente de sala—, La Raquetista nació con una idea clara: reinterpretar la cocina castiza madrileña con toques personales, sin caer en modas pasajeras pero tampoco anclarse en la zona de confort. El resultado es una carta viva, cuidada hasta el último detalle, donde cada plato cuenta su propia historia.
La carta: tradición bien entendida y creatividad sin fuegos artificiales
Si eres de las que disfruta probando sabores auténticos sin complicaciones innecesarias (y, seamos sinceras, ¿quién no?), en La Raquetista vas a flipar. Su carta es breve pero contundente. Lo justo para no perderte entre mil opciones y poder elegir con intención. Además, cambia con la temporada, lo cual se agradece porque cada visita tiene ese punto de novedad.
Estos son algunos de los platos que me han conquistado:
- Tartar de solomillo de vaca madurada: bien aliñado, textura perfecta, y ese toque ahumado que hace que quieras pedir pan solo para seguir saboreando.
- Callos a la madrileña: si los callos son tu debilidad (culpable, yo sí), aquí vas a encontrar algunos de los mejores de Madrid. Potentes pero equilibrados, con una salsa que es un abrazo calentito.
- Ortiguillas fritas: un guiño al sur con producto que habla por sí solo. Crujientes por fuera, jugosas por dentro.
- Caballa en escabeche: fresca, delicada y diferente. Ideal si quieres salirte un poco de lo clásico.
Y si aún dudas de la fusión entre la elegancia y la sencillez, prueba el huevo de corral trufado sobre crema de patata. Puro confort, con ese punto gourmet que hace la diferencia. Desde luego, uno de esos platos que te reconcilian con la cocina de siempre, cuando está bien hecha.
Postres que no son un trámite (¡menos mal!)
¿Te ha pasado eso de terminar una comida estupenda y sentir que el postre no está a la altura? Pues aquí, por suerte, no ocurre. De hecho, en La Raquetista los postres merecen un punto y aparte. Pocas opciones, eso sí, pero bien seleccionadas.
Mi favorito: la torrija caramelizada con helado de leche merengada. Es de esas que recomiendas antes incluso de terminarla: crujiente por fuera, cremosa por dentro, sin empalagar. Perfecta para compartir… o no (no juzgo 😉).
Un servicio que te hace sentir en casa
Hay algo en la forma en la que te reciben en La Raquetista que marca la diferencia. El equipo de sala no solo conoce a fondo el producto, sino que lo vive con pasión, y eso se transmite. Si no te decides entre dos platos o no sabes qué vino elegir, déjate guiar sin temor: la recomendación va a ir directa a lo que buscabas, aunque no supieras ponerle nombre.
Además, tienen una carta de vinos muy cuidada, con referencias nacionales interesantes y varias opciones por copa. Algo que, personalmente, agradezco, porque a veces te apetece un buen vino sin tener que pedir una botella entera.
Perfecto para una cena especial… o un almuerzo espontáneo
Otro punto a favor de La Raquetista es su versatilidad. Es un restaurante donde puedes celebrar una ocasión significativa (un aniversario, una comida más formal con amigas o incluso una comida de trabajo), pero también es perfecto para ese viernes que no quieres cocinar y te das un capricho fuera de casa. El ambiente es relajado, pero cuidado. Elegante sin ser frío.
¿Un truquito? Si puedes, haz la reserva para uno de los primeros turnos a mediodía. Tienes más posibilidades de encontrar sitio y de disfrutar con calma. Aunque no es un sitio que funcione por postureo, sí que se llena —y con razón.
Precios acordes a la calidad (y al mimo)
No nos vamos a engañar: no es un restaurante low-cost… pero tampoco lo pretende. Los platos rondan entre los 10 y 25 euros, con raciones bien pensadas y calidad sobresaliente. Viéndolo desde ese ángulo, la experiencia merece cada euro. No es para todos los días, claro, pero para cuando quieres darte un gusto sin tirar la casa por la ventana, La Raquetista cumple con nota.
Una comida para dos personas puede salir por unos 40-50 euros por cabeza, incluyendo vino y postre. Y sinceramente: por lo que comes (y cómo lo comes), te vas con esa sensación feliz de que volverás.
Un nombre con historia y mucha personalidad
Por si te lo preguntas (yo también lo hice): el nombre de La Raquetista es un tributo a mujeres pioneras, deportistas de élite en los años 30 y 40. Jugadoras de pelota como María de la Rocha y otras figuras que se enfrentaban al machismo con raqueta en mano. Me encanta cuando detrás de un nombre hay un mensaje potente. Y aquí no solo lo hay, sino que se siente en el concepto: una apuesta firme por lo auténtico, sin pedir disculpas.
¿Quién debería visitar La Raquetista?
La respuesta corta: todas. Pero para que te hagas una idea, es un sitio ideal para ti si:
- Te gustan los sabores tradicionales, pero bien tratados y con un punto moderno.
- Valoras la cocina de temporada y el respeto al producto.
- Buscas un restaurante sin pretensiones, pero con calidad gastronómica real.
- Te gusta que te atiendan con cercanía pero sin ser invasivos.
En definitiva, La Raquetista es ese tipo de restaurante que se queda contigo. No hace falta que te deslumbre con florituras porque lo suyo es otra cosa: gastronomía honesta, cuidada, con carácter. Y eso, amigas, no es tan fácil de encontrar.
Así que si andas buscando un nuevo lugar para descorchar buenas conversaciones, compartir un vino rico y saborear platos con historia (y sabor a casa), apunta: La Raquetista. Yo ya estoy deseando volver.
📍 Dirección: Calle del Dr. Castelo, 19, 28009 Madrid
⏰ Horario: Martes a sábado, de 13:30 a 16:00 y de 20:00 a 23:30 (domingo y lunes cerrado)
📞 Reservas: A través de su web o por teléfono. Mejor anticiparse, insisto 😉