Cuando el sol aprieta y el mercurio sube sin freno, nuestras ganas de pasar una hora frente a los fogones desaparecen con igual velocidad. ¿A alguien más le pasa que con el calor se apaga también el apetito? Pero ojo, eso no significa que tengamos que conformarnos con una hoja de lechuga y un gazpacho cada día. El verano es una oportunidad ideal para experimentar con platos fresquitos, sabrosos y ligeros que nos nutran sin hacernos sentir pesadas. Hoy te traigo mis recetas y tips favoritos que he ido probando en casa con la familia y que ya forman parte de nuestro recetario veraniego indispensable.
¿Qué buscamos en una comida de verano?
Primero: ligereza. Queremos evitar platos muy grasos o con cocciones eternas. Segundo: frescura. Ingredientes de temporada, coloridos y que se puedan disfrutar fríos o a temperatura ambiente. Y tercero, pero no menos importante: sabor. Porque comer sano y fresco no significa renunciar al placer del paladar, ¿verdad?
Mi recomendación es apostar por recetas sencillas, con pocos ingredientes pero con mucho juego de texturas y toques aromáticos que despiertan los sentidos. A continuación, te comparto algunas ideas que funcionan súper bien tanto para una comida rápida en casa como para un picnic improvisado en la playa.
Ensaladas que no aburren
La clásica ensalada verde tiene su lugar, sí, pero el verano es perfecto para darle una vuelta de tuerca. Aquí van algunas combinaciones que nacieron de la improvisación… y se quedaron para siempre.
- Ensalada de sandía, queso feta y menta: un matrimonio perfecto entre dulce y salado. Añade unas nueces tostadas para textura y un chorrito de limón para potenciar el frescor.
- Ensalada de couscous con verduras asadas y garbanzos: el couscous se hidrata en 5 minutos. Acompáñalo con pimientos y calabacines asados (puedes tenerlos ya preparados en la nevera) y garbanzos cocidos. Un aliño con comino y limón, y listo.
- Ensalada de tomate cherry, aguacate y albahaca: tan fácil como mezclar los ingredientes con unas escamas de sal, un buen aceite de oliva virgen extra y unas gotas de vinagre balsámico. Pura delicia mediterránea.
Una anécdota graciosa: la primera vez que hice la ensalada de sandía, mi hijo pensó que era postre y la comió antes de servirla. Desde entonces, la bautizó como “ensalada dulce salada divertida” y así se quedó en casa. 😂
Entrantes fresquitos para compartir
A veces, lo que apetece es picar varias cositas sin necesidad de plato principal. Aquí te dejo mis apuestas estrella para una mesa veraniega llena de color.
- Gazpacho con toppings: el clásico, pero con toppings para personalizar: picatostes integrales, pepino en dados, huevo duro picado, o incluso taquitos de jamón ibérico.
- Rollitos de verano con papel de arroz: rellénalos con zanahoria rallada, hojas de lechuga, aguacate, mango y unas gambas. Se comen frescos y puedes acompañarlos con salsa de cacahuete o de soja con lima.
- Tartaletas de hummus y verduras: en mini tartaletas integrales (las venden listas en muchos comercios), pon una base de hummus y encima un mix de verduras en juliana (zanahoria, calabacín, pimiento). Un snack saludable y muy “instagrameable”.
Este tipo de entrantes funcionan genial en reuniones estivales. Si eres anfitriona, apuesta por una tabla variada de estos mini platos. Ya sabes: comida sencilla, bonita y práctica. Y sí, siempre desaparece la primera.
Platos principales (sin horno, gracias)
No sé tú, pero a mí con 30 grados en casa no me pillas encendiendo el horno. Por eso, estos platos principales son perfectos para el verano: llenan sin pesar, se preparan rápido y a menudo ni siquiera necesitan fuego.
- Pollo frío marinado con yogur y curry: cuece pechugas de pollo (o usa sobras del día anterior) y déjalas en una mezcla de yogur natural, curry suave, zumo de limón y unas hojas de hierbabuena. Reposan un par de horas en nevera y quedan deliciosas sobre un lecho de espinacas frescas.
- Poke bowl al estilo casero: arroz de sushi o integral como base, añade aguacate, pepino, zanahoria rallada, edamame y dados de atún marinado con salsa de soja, miel y jengibre. Súper saciante, súper nutritivo.
- Pasta fría con pesto de rúcula y tomatitos: cocerla es lo único que requiere calor… ¡pero lo haces a primera hora y luego la sirves fría! Mezcla con pesto casero de rúcula (rúcula, nueces, parmesano, aceite de oliva y ajo) y unos cherry. Color, sabor y energía en cada bocado.
Personalmente, preparo muchas veces el pollo con yogur después de entrenar. Es rápido, ligero y me deja con energía sin sentirme hinchada. Perfecto combo post-verano-fitness (o post-siesta, también funciona).
¿Y de postre? Sano, natural y tentador
Confieso: me cuesta mucho resistirme a los helados. Pero he aprendido que no hace falta renunciar al capricho dulce si sabemos jugar bien con los ingredientes.
- Helado casero de plátano: congela plátanos maduros, bátelos con una pizca de canela y un chorrito de leche vegetal. Textura cremosa estilo soft-serve… ¡y sin azúcar añadido!
- Yogur griego con frutas y granola: a modo de parfait, sirve capas de yogur, frutas frescas (arándanos, melocotón, mango) y granola crujiente. Refrescante y proteico.
- Brochetas de frutas con salsa de chocolate negro: corta trozos iguales de piña, kiwi y fresas, y acompáñalos con una salsita rápida de chocolate 85 % fundido con aceite de coco. Bonitas, sanas y con un puntito goloso.
Consejo de amiga: si vas a recibir a gente en casa y quieres un postre resultón sin complicaciones, las brochetas de frutas son lo más. Las preparas en diez minutos y hacen que todo el mundo diga “¡wow!” al verlas.
Tips extra para una alimentación veraniega feliz
No solo es lo que comemos, sino también cómo lo preparamos, conservamos y presentamos. Estos truquitos te ayudarán a disfrutar aún más de tus platos frescos:
- Planifica en frío: organiza tu menú semanal incluyendo comidas que se puedan dejar listas la noche anterior. Tu yo del día siguiente te lo agradecerá.
- Utiliza hierbas frescas: albahaca, menta, cilantro… cambian por completo cualquier plato. Ten tus favoritas en macetas cerca de la ventana y úsalas generosamente.
- Prepara bases versátiles: couscous, arroz integral o quinoa cocida al principio de la semana te pueden servir para múltiples combinaciones en pocos minutos.
- Saca partido a tu batidora: aprovecha para hacer gazpachos, smoothies, cremas frías o hummus casero. Ideal si estás con prisas o simplemente no quieres pasar más de 10 minutos en la cocina.
- No olvides hidratarte: más allá del plato, recuerda beber suficiente agua. Puedes añadir rodajas de pepino, limón o hierbas aromáticas para hacerlo más apetecible.
El verano nos invita a bajar el ritmo y a reconectar con lo esencial. Comer rico, colorido y sin complicaciones es una de las mejores formas de hacerlo. Así que abre la ventana de la cocina, ponte tu playlist favorita, elige un delantal bonito… y disfruta cocinando sin sudar la gota gorda (literalmente).
¿Tienes alguna receta fresquita estrella que no puede faltar en tu hogar cuando hace calor? ¡Cuéntamelo en comentarios! Nos leemos 💛.