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Mejora la flexibilidad: consejos prácticos para aumentar el rango de movimiento

Mejora la flexibilidad: consejos prácticos para aumentar el rango de movimiento

Mejora la flexibilidad: consejos prácticos para aumentar el rango de movimiento

¿Cuántas veces hemos dicho «debería estirarme más», justo después de notar que no podemos tocar los dedos de los pies sin doblar las rodillas? Otras tantas nos rendimos ante una clase de yoga avanzada porque sentimos que nuestro cuerpo es más de madera que de goma. Tranquila: mejorar la flexibilidad no es un don reservado a gimnastas o bailarinas profesionales. Es una habilidad que todas podemos trabajar, poco a poco, con constancia y, sobre todo, con los consejos apropiados.

¿Por qué es importante ser flexible?

La flexibilidad va mucho más allá de lucir bien en un leggings durante una clase de pilates. Tiene un impacto directo en nuestra movilidad diaria, en la prevención de lesiones, el alivio de tensiones musculares y hasta en nuestra postura al estar sentadas frente al ordenador o al cargar las bolsas del supermercado.

Con la edad (y seamos honestas, también con el sedentarismo), nuestra flexibilidad disminuye de forma natural. Pero… ¿la buena noticia? Se puede recuperar. No tienes que aspirar a ser contorsionista, sólo a regalarle a tu cuerpo más libertad de movimiento.

Calienta antes de estirar

Uno de los errores más comunes —y más peligrosos— es empezar una sesión de estiramientos sin calentar antes. Unos músculos fríos son menos elásticos y más propensos a lesionarse.

¿Mi recomendación? Dedica 5-10 minutos a mover el cuerpo con algo de cardio ligero: caminar a paso rápido por casa, subir y bajar escaleras, hacer jumping jacks o echarte una canción poderosa y bailar como si nadie te viera (literalmente funciona).

Incorpora estiramientos dinámicos y estáticos

Cuando hablamos de mejorar la flexibilidad, no basta solo con estirar después del entrenamiento. Es ideal trabajar con dos tipos de estiramientos:

¿Un tip práctico? Mientras esperas que se haga el café, aprovecha para hacer un estiramiento del cuello o de hombros. Incluir pequeños momentos de movilidad durante el día puede sumar muchos beneficios en el largo plazo.

Dedícale tiempo constante, no excesivo

No necesitas una hora diaria de ejercicios intensos para ver resultados. La clave es la consistencia, no la intensidad. Incluso con 10-15 minutos al día puedes notar mejoras visibles en 3-4 semanas.

Yo comencé con una rutina de 12 minutos antes de acostarme. Una playlist de jazz suave, un espacio libre en mi salón y una esterilla. En menos de un mes, ya alcanzaba mis tobillos sin protestas internas. ¡Objetivo mini logrado!

Movimientos básicos para empezar

Te comparto algunos estiramientos clave para trabajar la flexibilidad general. No necesitas equipamiento especial. Solo escucha tu cuerpo y no fuerces: el dolor nunca debe aparecer.

Estos ejercicios pueden adaptarse según tu nivel. Lo vital es priorizar la técnica y la constancia.

No te olvides de respirar

Este es un detalle tan sencillo como poderoso. Un error frecuente es tensar el cuerpo y aguantar la respiración durante el estiramiento. Eso va justo en contra del objetivo.

Intenta lo contrario: respira profundamente y exhala mientras profundizas suavemente en el estiramiento. Piensa en soltar, relajar, permitir. No es tan poético como parece: literalmente ayuda a soltar tensiones musculares.

Escucha al cuerpo, no al ego

Compararse con otras no ayuda. Todas tenemos cuerpos diferentes, historias distintas y niveles de movilidad que pueden variar incluso de un día a otro.

Si ayer llegabas más abajo y hoy sientes tirones, no significa que hayas « retrocedido ». El cuerpo responde a múltiples factores: estrés, hidratación, sueño… En días así, baja la intensidad, respira y sigue cuidándote.

Y lo más importante: si sientes dolor agudo, detente. El progreso real es sostenible, no forzado.

Utiliza herramientas que te simplifiquen el proceso

Una esterilla cómoda, bloques de yoga, correas o incluso una toalla pueden ayudarte a adaptar los ejercicios y hacerlos más accesibles.

Yo estoy obsesionada con una correa de yoga con hebillas que compré online (muy asequible, por cierto). Me permite alcanzar mejor en posturas sentadas o mantener alineación. No es obligatorio tenerlo todo, pero estos accesorios bien usados pueden potenciar tu práctica.

Apóyate en rutinas guiadas

No todas sabemos armar secuencias de estiramiento completas (y está bien). YouTube, apps como Down Dog o incluso playlists de Spotify pueden convertirse en tus aliadas.

Busca rutinas específicas para principiantes o por zonas del cuerpo. Personalmente, tengo guardadas tres rutinas: una por la mañana para activar el cuerpo, otra corta al mediodía si estoy frente al portátil, y una más larga para la noche que me ayuda a dormir mejor.

¿Una pista? Si al principio te aburres… es normal. Pero te prometo que con el tiempo se vuelve casi un ritual. Y tu cuerpo lo pedirá.

Integra la flexibilidad en tu estilo de vida

Pensar en la flexibilidad como algo puntual es lo que nos aleja de sus beneficios reales. Puedes integrarla de forma natural y sin esfuerzo en el día a día:

El objetivo es normalizar el movimiento suave en tu rutina. Lo sentirás tanto física como mentalmente.

Una práctica que te conecta contigo misma

Mejorar la flexibilidad no es sólo ganar movilidad: es una conversación diaria con tu cuerpo. Un espacio donde puedes detectar qué zonas están más tensas, qué partes están olvidadas y cómo te sientes realmente.

Es una forma de autocuidado que no necesita maquillaje, ni pesas, ni rendimiento. Tan solo tú, tu respiración y el deseo de moverte con más libertad, elegancia y bienestar.

Así que, si estabas esperando una señal para empezar… ya la tienes. Que tus estiramientos sean también un momento para ti.

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